sábado, junio 7

Declaración Estudiantes movilizados Facultad de Filosofía y Humanidades

Santiago, 6 de junio de 2008


En respuesta a la declaración del claustro académico de la facultad de Filosofía y Humanidades, los Estudiantes de la facultad declaramos a la Comunidad Universitaria lo que sigue:

1.- Existe un consenso entorno al actual estado de crisis de la educación pública en nuestro país. Justamente por esta situación amplios sectores de la sociedad se encuentran movilizados hace más de un mes. Sin embargo, la mera denuncia no aporta a la solución del problema, ya que estos no se solucionan sólo con hacerlos explícitos, en este sentido es necesario tomar una posición activa. Por otra parte, quedarse en la petición de un “nuevo trato” con el Estado tampoco nos parece apropiado, ya que ese concepto debe estar acompañado de un contenido específico, el que aun no ha sido definido.

2.- La mera inyección de dinero no aporta, necesariamente, a la construcción de una Universidad pública, y menos en los términos que esta planteado el proyecto bicentenario. Consideramos que la aceptación del proyecto de manera acrítica es hacer vista ciega de las lógicas que lo mueven. El proyecto Bicentenario, de acuerdo al informe CAPESUP, se constituiría en el tan esperado “nuevo trato” con el Estado, ya que en aquel informe queda estipulado que la modalidad de financiamiento en base a un convenio de desempeño es la forma en que el Estado pretende financiar las instituciones de educación superior, sin solucionar el problema real de los aportes básales. De acuerdo a esto no consideramos al Proyecto Bicentenario un primer paso para fortalecer la Universidad ni la facultad, sino sólo un síntoma de la ausencia de políticas educacionales serias por parte del Estado.

3.- No creemos que el proyecto bicentenario se enmarque dentro de un beneficio para el sistema público de educación, sino que se mantiene dentro de la lógica que ha llevado al sistema educacional a esta situación crítica: Es preocupante que una política de Estado frente a la educación esté basada meramente en “gestos” y no en un plan claramente estructurado por y para la comunidad que de esta participa.

4.- Reconocemos las deficiencias que afectan a estas disciplinas para su óptimo desarrollo y la necesidad de efectuar mejoras, ya sea en infraestructura como en el ámbito académico; y es justamente por esto que nos preocupa los términos en que esta planteado el proyecto bicentenario, porque sostenemos que, en definitiva, tiene implicancias contrarias a lo que se pretende cumplir. Endeudando las Facultades no se “revitalizan” las disciplinas más precarizadas. Por otra parte, la revitalización de estas disciplinas no puede llevarse a cabo sin la participación de los sujetos involucrados; no queremos infraestructuras vacias de contenido, las queremos mediatizadas por un buen plan académico, que en este momento no existe.

5.- La sustentabilidad del proyecto en el tiempo no está de ningún modo asegurada. Que la reducción de funcionarios o el alza de aranceles no esté en la agenda, no asegura que dicha situación no se haga necesaria. La nueva infraestructura implica un gasto mayor de recursos para su mantención, y todos sabemos de dónde se sacan normalmente esos recursos. Por otro lado, la actividad académica y la estructura del pregrado actual son producto de una contra-reforma universitaria que se ha llevado a cabo directamente en función de un criterio basado en las necesidades del mercado, perdiendo así el horizonte de la educación pública: el servicio de los intereses de todos los chilenos.

6.- Desde hace algunos años se viene conversando la necesidad de inversión en infraestructura para la facultad, sin embargo, el hecho de que esta siempre haya sido pensada en base al financiamiento propio de la facultad, responde sólo a una falta de voluntad política, por parte de las autoridad de la propia facultad y de la Universidad, para exigir esos recursos, ya sea del fondo central de la Universidad o con fondos estatales. No podemos esperar construir un proyecto de educación pública serio basándonos en los vaivenes del mercado, o sea en la entrega de recursos a la Universidad cuando hay, y cuando no hay, se olvida.

7.- La participación de la comunidad en la construcción del proyecto no existió. Se argumenta que el proyecto pasó por todas las instancias que por estatutos corresponde, pero este análisis formalista no da cuenta de las deficiencias de una práctica democrática real en nuestra comunidad. La participación, tanto de estudiantes como de funcionarios, en los consejos de facultad y de departamento es sólo formal, ya que no existe derecho a voto en estas instancias por parte de aquellos estamentos, por lo que hablar de la legitimidad que entregan estas instancias es mentirse y negar la realidad. Por otra parte, el proyecto fue presentado por el Decano a los estudiantes de forma directa, en aquella instancia se hicieron objeciones al plan, las cuales tampoco fueron escuchadas por la autoridad competente y no se vieron planteadas finalmente en el desarrollo del proyecto. Entorno a la elaboración del proyecto, no consideramos que el “invitar” a la federación de estudiantes a integrar la mesa sea una real representación del estamento estudiantil, ya que estos no guardan, necesariamente, relación directa con la realidad cotidiana que se vive en el campus, lo que deriva en una representación defectuosa. La modalidad apropiada hubiese sido un representante por facultad[1], ya que así se garantiza que estén representados los reales intereses y necesidades del estudiantado del campus. Esta situación hubiese permitido al estudiantado participar directamente en la elaboración de lo sustantivo del proyecto, su marco general, y no entrar en la discusión ya acotada por lineamientos generales.

8.- Por todo lo expuesto, los estudiantes de la facultad de Filosofía y Humanidades declaramos que:

a) Después de un año de discusión y crítica sostenida, por parte de lasfacultades del campus, al Proyecto Bicentenario, se llego al momento en que la firma del proyecto era inminente. Dada esa circunstancia, y el sostenido aislamiento que sufrimos para la confección del Proyecto, es que la medida de fuerza se hizo necesaria. Como facultad, atendimos el llamado de otras facultades del campus para generar un movimiento conjunto en pro de objetivos comunes, que se vio reflejada en la toma del campus en su totalidad y en un petitorio unificado. Esta acción fue aprobada en asamblea general por una amplia mayoría de estudiantes. Tambien queremos recalcar que las instancias de diálogo que se dieron con anterioridad al proceso de toma del campus, como foros y “claustros” en que el decanato expuso el proyecto a los distintos estamentos, fueron solicitadas por los estudiantes. En estas instancias se enunciaron nuestras críticas al convenio de desempeño, la contraparte y la democracia interna en la construcción del proyecto, pero estas críticas no fueron recibidas de buena manera por la autoridad, enunciando que “no era el momento de discutir esos temas”. Dada la constante negativa a escuchar y comprender nuestra posición es que el dialogo se agoto y sólo las medidas de fuerza quedaban para hacernos escuchar.

b) Declaramos un enfático rechazo a los actuales estatutos, los cuales bañados en un barniz democrático encarnado en el Senado Universitario, no resuelven las necesidades del estudiantado y de los funcionarios.

c) Entendemos que la inyección de recursos en el campus es necesaria, dadas las precarias condiciones en las que nos encontramos. Pero rechazamos que la forma de entrega de estos que contempla el Proyecto Bicentenario, ya que este implica una serie de situaciones ambiguas respecto de elementos como los Convenios de desempeño, el endeudamiento de las facultades y la venta de patrimonio. Los convenios de desempeño, potencialmente, implican la perdida de la autonomía universitaria, ya que el Estado esta en condiciones de rechazar alguno de los objetivos que la propia universidad se trace, lo que redundaría en la no entrega de recursos, con el consecuente daño que ello implica; de esta forma la Universidad podría desarrollar proyectos académicos y/o de infraestructura que dependan de las lógicas del Estado y no de las áreas que la universidad autónomamente quiera desarrollar. En el mismo sentido del Convenio de desempeño, se nos ha dicho que esta es tan sólo una modalidad de fiscalización de los recursos que se nos entregan. Durante el año 2007, en el petitorio de la Toma llevada a cabo ese año estaba la petición de que los estudiantes pudiésemos fiscalizar el manejo de los recursos de la facultad. En aquella ocasión se nos respondió que los estudiantes estábamos partiendo de la desconfianza al exigir esto, y que el único ente capacitado para realizar tales fiscalizaciones era Contraloría. Un año después, nos dicen que el Convenio de Desempeño es necesario justamente para lo que se nos rechazó en aquel momento, evitar el mal manejo de recursos. Dada esta situación es que exigimos una postura seria y consecuente de nuestras autoridades. Por otra parte, el rechazo al endeudamiento parte de la base en que las autoridades están aceptando como política de la Universidad el “autofinanciamiento”. Si bien es cierto, por lo menos en el discurso, se rechaza esta política, reiteramos, que esta no sirve de nada si no se acompaña de acciones concretas en pos del fin de esta situación. Respecto a la venta de patrimonio nos parece inaceptable que las facultades más precarizadas por la dictadura acepten esta situación. Se dice que este proyecto bicentenario es un primer gesto para reparar esa deuda histórica del Estado con nosotros, sin embargo, se hace vista gorda a que este gesto reivindicativo implica, a la vez una perdida. Dada esta situación el Estado nos da, pero a la vez nos quita, y eso no puede ser considerado una reparación de la deuda histórica. Otro tópico de rechazo al Proyecto Bicentenario es debido a la señal política que se desprende de él. Este plan es considerado “modelo” para la educación superior, lo que significaría que planes de estas características sean desarrollados en otras Universidades. Además de esto, considerando el informe CAPESUP, consideramos que el Estado está dirigiendo sus acciones a establecer la herramienta del “convenio de desempeño” como la principal forma de financiamiento, por lo que, estas circunstancias, aceptar en el dinero sin mayores cuestionamientos conlleva aceptar esta nueva forma de financiamiento como “el nuevo trato” con el estado, y renunciar a la aspiración de aumentar los ingresos básales para la Universidad, aspiración que las autoridades universitarias dicen apoyar. Finalmente, nos preocupa el hecho de que la mantención de la nueva infraestructura implicara un aumento de los gastos e cada una de las facultades involucradas. Por esto es que solicitamos, en distintos niveles, una redistribución de los recursos del fondo central de la Universidad, y por otra parte un aumento en el AFD estatal. Con este tipo de medidas no habría necesidad de tener una contraparte ni preocupación por la mantención de los nuevos edificios. Estamos concientes de que ni los decanos de las distintas facultades involucradas, ni el rector de la universidad tienen las atribuciones para determinar un aumento del AFD, pero nos gustaría ver que las autoridades universitarias defiendan la aspiración a un incremento de los fondos básales a las universidades públicas, con la misma celeridad, fuerza y cohesión con que preparan declaraciones públicas en contra de las acciones de los estudiantes contra el Consejo Universitario.

d) Nosotros, al igual que los académicos, manifestamos nuestro deseo de volver a las actividades académicas normales, dado esto es que actualmente se esta negociando con las autoridades competentes para lograr zanjar la problemática en forma definitiva y en el menor tiempo posible. Confiamos en la mesa de negociación actualmente en funcionamiento, ya que es un órgano que, por fin, empieza a considerar a la comunidad Universitaria en la toma de decisiones de la Universidad.

e) Es nuestra voluntad establecer un clima de dialogo, en el que podamos mirarnos a la cara los distintos actores de esta facultad sin resentimientos ni temores. El poco dialogo que ha existido[2] sólo nos ha entrampado en un dialogo de sordos, que poco aporta para la discusión sobre la crisis de la educación chilena. Hacemos un llamado a todas las partes involucradas en el conflicto a interiorizarse y establecer las metodologías para poder encontrarnos y buscar consensos que nos permitan avanzar en la defensa de la educación publica.

Ponemos esto documento para la discusión de la comunidad Universitaria, para avanzar en la resolución de este problema puntual, y en vista de una mejor educación publica en general.

Estudiantes movilizados Facultad Filosofía y Humanidades



[1] Como actualmente, después de una medida de presión, se esta conversando.

[2] De parte de los tres estamentos

4 comentarios:

Unknown dijo...

NO SE QUIEN NECESITA LAS ACTAS DEL CLAUSTRO DEL 2002... PERO YO LA CAMILA DE CUARTO DE HISTORIA LAS TENGO... LAS LLEVARE EL LUNES... PERO SI LAS NECESITAN PA MAÑANA ME AVISAN!!!

SALUDOS

CAMILA SASTRE

Anónimo dijo...

Está bien su declaración, pero dense cuenta que representan a una parte mínima de los estudiantes de Fac. de filosofia y humanidades. No es su culpa talvés que los demás estudiantes no estén participando, pero tampoco el cgr, ni ninun organimso ha sabido representar a a comunidad universitaria de la facultad entera. Por tener posturas politicas claras y no estar completamente abiertos al dialogo. Porque de verdad irse en contra a sus opiniones no es facil. Deberian de una vez por todas hacer votaciones cerradas, en urnas, para que así de verdad todos votaran.



Un estudiante

Anónimo dijo...

Hablen por ustedes mismos

Anónimo dijo...

¿Qué haremos luego de la critica del profesor Muñoz?
Creo que es urgente que se arregle el petitorio incorporando las criticas del profe.

Atte.
Otro estudiante